miércoles, 1 de diciembre de 2010

The Smell of Burning Ants - Jay Rosenblatt





The Smell of Burning Ants (1994)


Jay Rosenblatt


Estados Unidos


La infancia de un niño es una etapa que genera ecos para el resto de la vida.  Es que los impulsos, las capacidades y la imaginación casi no tienen barreras.  El niño descubre a ser niño casi de la manera primitiva, lanzándolo entre el resto de los de su especie.  Es lógico que con el tiempo esos ambientes se conviertan en selvas donde el que más impone es el que reina.  Sin embargo creo sinceramente que Rosenblatt tiene muchos conflictos desde su infancia y la manera en la que diseña el ambiente con el sonido y el montaje me parece un poco exagerado.  Bueno, lo que es cierto es que la integridad física y mental de un niño/a debe ser intocable en particular para los adultos.  Pero en este caso me voy a restringir a hablar de la violencia entre niños en los periodos de crecimiento.

Crecer es una experiencia de la que sólo se puede aprender tropezando y levantándose.  Me parece que en este caso la infancia queda siempre como víctima, sea como sea.  Ya sea el agresor, la víctima o el tercero, ahora los tres roles tendrán recuerdos del mismo momento de la infancia aunque cada quien en sus zapatos.  El mismo recuerdo para el primero podría ser de arrepentimiento o adrenalina, del segundo humillación y del tercero impotencia.  Sea como sea, sinceramente encuentro demasiada pesimista la postura de Jay en este corto documental.  Creo que no hay hombre en el mundo que te pueda afirmar que nunca tuvo experiencias similares en la infancia.  A todos nos pegaron, todos pegamos y todos vimos como se pegaban los demás.  Esa rudeza y esa agresión en muchas ocasiones no son más que las hormonas revoloteando en pubertos cuerpos.

Me gusta mucho la manera en la que Jay utiliza material apropiado, la edición es genial y hay secuencias como la del escorpión que son cinematográficas a morir.  El audio siempre está muy cuidado, pero tengo que aceptar que me canse muy rápido en esta ocasión.  No sentí que Rosenblatt tuviera en este caso en particular la necesidad de caer en un tono tan oscuro como el que genera a lo largo de la película.









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