Crónica de un verano (1960)
Jean Rouch/Edgar Morin
Francia
Nuevamente Jean Rouch crea un cine-experimento con la ayuda e influencia de Edgar Morin. Establece las reglas del juego y provoca un entretenido documental que explora las relaciones humas (en particular la francesa) y el cine. Aunque pudo alcanzar mejores momentos en su anterior ejercicio, La Pirámide Humana, creo que hay muchas cosas en esta película que son frescas y distintas.
Lo que realmente se aprecia de este documental y de Jean Rouch en general, es esa constante búsqueda de miradas distintas. Ejercicios distintos que se pueden llevar a cabo por el cine y que andan todo el tiempo procurando sembrar preguntas en el espectador. Preguntas que son fundamentales para cualquier proceso de evolución. En el plano social y antropológico, la película juega el rol de la documentación de un experimento. A través de la película y de sentar las reglas del juego, Rouch y Morin permiten a sus personajes desarrollarse dentro del laboratorio mientras nosotros los observamos. Pero más allá, el experimento involucra a la única especie en el planeta con la capacidad de razonamiento y opinión. Permiten los directores a sus casos de estudio, ver los resultados y opinar al respecto.
Visto desde el punto de vista científico, la película contiene todos los elementos necesarios para ser considerada un estudio formal. Pero el experimento funciona también para cuestionar y reflexionar muchas cosas acerca del cine y su esencia. Las barreras que por años ha provocado el encuadre, encuentra en los documentales de Rouch una mínima presencia. Los directores viajan de afuera a adentro con la mayor facilidad y credibilidad. Los actores comienzan a involucrar sus individualidades y el resultado es una mezcla de cerebros trabajando dentro de un mismo experimento.
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